lunes, 29 de septiembre de 2014

Dahmane El Harrachi, cantante de chaabi de Argel (Canción popular de Argel capital).




Dhamane El Harrachi, cuyo verdadero nombre es Abdelrahmane Amrani el Harrachi, es el maestro de la canción popular argelina, conocida como chaabi. Dahmane nacido el 7 de julio de 1926 en El Biar, Argel. Cuando tenía 5 meses sus padres se instalaron en El Harrach (Argel), su padre ejerció como almuédano de la gran mezquita de Argel. El apodo de El Harrachi es debido a su ciudad de residencia y lugar donde pasó gran parte de su juventud. De pequeño, Dahmane El Harrachi estudió en una escuela coránica, y trabajó como zapatero y como controlador de la línea de Tramway entre Bab El Oued y El Harrach, pero siempre observaba la vida cotidiana del pueblo de Argel.

Se convirtió en artista profesional después de abandonar Argelia e irse a vivir a Francia. Aquí comenzó a fabricar sus propias guitarras y a trabajar con artistas argelinos famosos como es el Hadj Menouar y Khelifa Belkacem, y especialmente El Hasnaoui. Cuando emigró a Francia en 1949, no paró de cantar por el exilio, la inmigración y la nostalgia. Era compositor de sus propias canciones, como cualquier cantante exiliado, y siempre tenía como referencia El Bahdja, que en la jerga argelina significa “Argel la blanca”. Cuando empezó la guerra de la independencia, su amor por Argelia fue en aumento hasta su independencia.

untitledDurante esta época dedico a Argelia la canción de El Bahdja Ma Thoul, es decir, “Argel no desaparece”, y después de la independencia compuso Blad El Khir “País del bien”. Sus canciones son fruto de un sentimiento nacional sincero, espontáneo y basado en la experiencia personal. Su obra suma en total casi 50 canciones, en las cuales trata los siguientes temas: la inmigración, la familia, la moral, etc.

Murió en un accidente de tráfico el día 31 de agosto de 1980 en Argel capital, lugar donde está enterrado.

 La canción más famosa de Dahmane El Harrachi es Ya Rayah (¡Dónde vas!), se trata de una canción dedicada a un amigo suyo que quería emigrar a Francia, pero Dahmane le aconsejaba que no lo hiciera. Aquí viene una estrofa en árabe de la canción:

  • يا الرايح وين مسافر تروح تعيا وتوليشحال ندموا العباد الغافلين قبلك وقبلي.

  • شحال شفت البلدان العامرين والبر الخالي  شحال ضيعت وقات وشحال تصيد ما زال تخلي.

  • يا الغايب في بلاد الناس شحال تعيا ما تجري  بيك وعد القدرة ولا الزمان وانت ما تدري.

Traducción: es un intento de traducción mía.

¡Dónde vas viajero! Viajarás, te cansarás y volverás… cuántas personas inocentes se han arrepentido antes que tú y que yo.

Cuántos países he visto y cuántos lugares he visitado… cuánto tiempo perdiste y cuánto tiempo perderás.

¡Oh inmigrante en el país de los otros!... Cuánto sufrimiento pasarás, te llegará la hora, pasará el tiempo y no te enterarás. 

La canción y su música han tenido un gran éxito mundial. Fue Rachid Taha quién volvió a cantarla, haciendo que la música recorriera todo el mundo, sin que la mayoría de la gente supiese quién era el verdadero autor de dicha canción.





miércoles, 15 de enero de 2014

Cine egipcio contra el acoso sexual



Según el último informe de Naciones Unidas, el 99,3% de las mujeres egipcias ha sufrido algún tipo de acoso sexual a lo largo de su vida y en el 91,5% de los casos han sido agresiones físicas en la vía pública. Esto le ha valido a Egipto el dudoso honor de ocupar el último puesto entre los países árabes en la defensa de los derechos de las mujeres, precedido, en orden ascendente, por Irak y por Siria.

En los últimos años, periodistas, escritores y artistas han tratado de denunciar esta situación a través de sus columnas periodísticas, su música (véase en este blog la historia de la joven Mayam Mahmoud) y sus obras de creación plástica y fílmica. Quizá el relato que mayor impacto ha tenido haya sido el de la periodista Mona Eltahawy, que relató para The Guardian la violación sufrida durante las protestas en la plaza Tahrir en 2011.

 Sin embargo, el problema ha llegado a ser internacionalmente conocido  gracias a la película El Cairo 678, que el joven cineasta egipcio Mohamed Diab presentó en el Festival Internacional de cine de Dubai en 2010. En ella se aborda por primera vez y abiertamente el problema del acoso sexual que sufren las mujeres egipcias en la calle y en los medios de transporte: acontecimientos como las manifestaciones (y, como hemos dicho, las de la plaza Tahrir durante la Primavera Árabe o en contra del gobierno de Morsi no han sido una excepción), los partidos de fútbol y las aglomeraciones de público en general, o lugares como los autobuses (de ahí el título de la película) o las calles comerciales más concurridas son los escenarios preferidos de los acosadores.
La película, basada en hechos reales, está construida a partir de la  historia de tres mujeres cuyas vidas se entrecruzan. Cada una de ellas pertenece a una clase social diferente y tiene una visión distinta de las relaciones de pareja y de papel de la mujer en la sociedad; además, las realidades en que viven inmersas oscilan desde el lujo de la clase alta hasta las dificultades económicas de la clase trabajadora, pero a las tres les une la lucha contra las agresiones sexuales que han sufrido en distintos momentos de su vida. 


Las grandes diferencias que existen entre estas tres mujeres –y sus diferentes modos de luchar contra estos ataques– le permiten al espectador apreciar la complejidad de la sociedad egipcia más allá de sus estereotipos, pero también comprender que el acoso no hace distinción de clases y que este sufrimiento, muchas veces silenciado, constituye uno de los más graves problemas sociales actuales de Egipto. Además, el largometraje también pone en evidencia la falta de sensibilidad generalizada, desde las autoridades policiales hasta los adolescentes, que repiten los comportamientos observados.
En efecto, la película refleja hasta qué punto la sociedad –mujeres incluidas prefiere negar este problema en lugar de afrontarlo: la valentía de una de las protagonistas, que decide poner la primera denuncia por acoso sexual de la historia de Egipto, se ve frenada por las presiones de su familia y de su prometido, que temen que el escándalo pueda perjudicarles profesionalmente; otra de ellas debe soportar, además de la humillación de ser manoseada por un grupo de exaltados, el rechazo de su marido y la pérdida de su hijo; la propia policía las considera unas alborotadoras peligrosas. Son víctimas que solo encuentran incomprensión y negación como respuesta.
Pero quizá la prueba más contundente del rechazo social a reconocer la existencia de esta realidad sean los problemas que la propia película ha tenido para estrenarse y difundirse. El cantante Tamer Hosny demandó al director de la película por haber incluido una de sus canciones como banda sonora, ya que no quería que se le relacionara con este tema en absoluto. Mahmoud Hafny Mahmoud, de la Asociación por los Derechos Humanos y la Justicia Social, solicitó oficialmente la prohibición de la película porque “incitaba a las mujeres a atacar con armas punzantes a los hombres”. Por último, el abogado Abdel Hamid Shabban hizo lo posible por que el largometraje no se presentara al Festival de Dubai, donde fue galardonado con el premio al mejor actor para el veterano Maged El Kedwany y a la mejor actriz para Bushra, ya que, en su opinión, el objetivo principal de la película era ofrecer una imagen deplorable de Egipto, acusación de la que se ha defendido en repetidas ocasiones el director, que ha señalado la importancia de acabar con el terrible silencio y secretismo que rodea a este problema social y la relevancia que tiene el hecho de que entre los denunciantes se hagan oír las voces masculinas.
 
Las dimensiones que ha alcanzado el acoso sexual en Egipcio tiene efectos extremadamente negativos tanto para las propias mujeres como para el país en general. Para las mujeres, porque afecta directamente a su autoestima y a su estabilidad psicológica, ya que se sienten amenazadas y adoptan una actitud de alerta constante en la vía pública que les lleva, en casos extremos, a recluirse en sus casas y a limitar al mínimo su actividad pública. Este es el mensaje que ha tratado de transmitir la última campaña de Naciones Unidas, Put yourself in her shoes, que pretende concienciar a los hombres de la humillación cotidiana que infligen a las mujeres con esta actitud. 
Para el país, porque hasta que no se erradique esta lacra la mujer egipcia no podrá incorporarse con normalidad al mercado laboral, no podrá participar plenamente en las estructuras y organismos públicos y privados de participación ciudadana, no podrá ejercer libremente sus derechos. Todo ello constituye un pesado lastre para el desarrollo económico y político de Egipto.
Las reformas políticas que han tenido lugar tras las revueltas de 2011 no han hecho más que empeorar la situación de las mujeres egipcias: su presentación parlamentaria ha caído del 12% al 2% y no parece que las autoridades ni islamistas ni militares hayan dado prioridad en sus respectivas agendas a la erradicación de estos ataques. De hecho, numerosas asociaciones feministas nacionales e internacionales han señalado la escasa repercusión que los últimos cambios políticos han tenido para las mujeres egipcias.

jueves, 9 de enero de 2014

Black Moussiba: ¿la gran catástrofe?



Las revoluciones árabes han evidenciado la explosión de nuevos lenguajes con los que hacer protesta. Como muchos ya han comentado, Internet y las redes sociales han representado el medio de difusión de estas nuevas formas artísticas y herramientas de denuncia, que no solo han supuesto una ruptura con respecto a los modelos “clásicos” de expresión, sino que, además, han mostrado el ingenio y la lucidez popular. Black Moussiba (que podría ser traducido en español como “la gran catástrofe”), representa una de estas formas creativas de protesta que, con un formato original y un tono humorístico y divertido, analiza la vida cotidiana de la sociedad marroquí y los problemas y traumas que enfrenta en la actualidad. El humor y la crítica son, por tanto, los dos componentes fundamentales de esta serie web, o podcasting (término creado para identificar a este tipo de producciones), que ha despertado pasiones, sobre todo, entre los jóvenes marroquíes.


El éxito de Black Moussiba, favorecido por el formato empleado y el medio en el que se ha difundido (Youtube), ha contribuido a que la fama de su creador, Khaled Sheriff, haya traspasado las fronteras marroquíes y se haya convertido en uno de los referentes de este género en gran parte del mundo árabe. Perteneciente a una familia de clase acomodada, Khaled Sheriff nació en 1980 en un pueblo de la provincia de Beni Mallal, en la zona central de Marruecos, donde pasó su infancia. Después de completar sus estudios en Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales en la Universidad Moulay Ismail de Mequínez, y tras su primera experiencia profesional en un banco marroquí, decidió trasladarse a Quebec (Canadá) en busca de nuevas aventuras. Su carácter jocoso y su afición por el cine y el mundo audiovisual fueron los motivos que, en 2010, le impulsaron a crear su primer programa online, “The Sheriff Show”. A pesar de que ese mismo año se vio obligado a abandonar el proyecto por motivos personales, los 25 episodios que componían la emisión resultaron todo un éxito y recibieron, cada uno de ellos, un promedio de 6000 visitas.

La favorable respuesta de los internautas y la insistencia de sus fans, le alentaron a pensar en su siguiente proyecto, Black Moussiba. De esta forma, en noviembre de 2011 se emitió en internet el primer capítulo de esta serie web, cuyo nombre está inspirado en la canción “Black Moussiba” de Hoba Hoba Spirit, un grupo musical de Casablanca. Cada uno de los capítulos o podcasts es el resultado de un montaje de videos de Youtube y sketches del propio creador en los que, de manera irónica y divertida, presenta su visión crítica sobre distintas cuestiones de actualidad en Marruecos.


Con un estilo muy original, dinámico y juvenil, que se aparta de las emisiones clásicas difundidas por las cadenas de televisión públicas y privadas, Khaled Sheriff habla en sus videos de temas como las desigualdades sociales y económicas, la falta de desarrollo tecnológico, la precariedad de las infraestructuras, la corrupción y el mal funcionamiento del sistema político que, en definitiva, reflejan las preocupaciones principales de los jóvenes. La grave situación del sistema educativo marroquí –baja calidad docente, falta de material, recursos, instalaciones, etc.- es el tema más recurrente en su producción, ya que, como afirma Sheriff, “representa el origen de todos los males del país”. 


En relación con sus trabajos anteriores, el elemento novedoso de Black Moussiba es la crítica social, que está inspirada tanto en el origen de las revueltas árabes como en su experiencia en Canadá. Como este cómico explica en una entrevista concedida a la web AcuTime, el hecho de vivir en una sociedad muy desarrollada con una elevada calidad de vida le hizo plantearse las siguientes cuestiones: “pourquoi nous les marocains on ne peut pas devenir comme eux?, qu’est ce qui nous empêche?” (¿por qué los marroquíes no podemos ser como ellos? ¿qué es lo que nos lo impide?). De ahí surgió la idea que le llevó a poner en marcha este proyecto que pretende no solo divertir, sino, además, reflejar la realidad sin retoques, y sensibilizar y concienciar a la gente de los problemas de la sociedad y de la necesidad de un verdadero cambio a todos los niveles. 

El éxito y la gran aceptación de la serie se pusieron de manifiesto desde la emisión del primer capítulo, un hecho que ha llevado a Khaled Sheriff a ganar el premio a la mejor personalidad de la web en el año 2012 y a conseguir un espacio televisivo similar a Black Moussiba, Goulou Buzz, dentro del programa Génération News, un programa innovador sobre temas de actualidad que permite a los jóvenes expresarse con libertad, y que se emite en la cadena de televisión marroquí  Media 1 Tv.


Además, Khaled Sheriff se ha convertido en el primer podcaster marroquí que forma parte del grupo Kharabeesh, un proyecto en el que participa un grupo de jóvenes de distintos países de Oriente Medio que producen cortometrajes, historietas, caricaturas y videos musicales que tratan, por lo general, sobre temas políticos controvertidos. Aunque este proyecto comenzó en Jordania en el año 2008, la popularidad y difusión de sus videos políticos durante la Primavera Árabe, entre los que destaca el famoso montaje sobre la polémica fuga del presidente tunecino Ben Ali, ha hecho que otros cómicos y artistas gráficos de distintos países árabes hayan querido contribuir a este proyecto mostrando sus trabajos artísticos. Asimismo, Kharabeesh ha servido de plataforma de difusión de Black Moussiba que, al ser emitida en dialecto marroquí, se ha tenido que traducir al árabe clásico para facilitar su comprensión. De esta forma, Khaled Sheriff, a sus 33 años, se ha convertido en uno de los cómicos marroquíes más aclamados, con un futuro muy prometedor.