Las
revueltas árabes significaron una revolución en muchos sentidos, no solo
sirvieron para derrocar a numerosos dirigentes autocráticos, sino que
representaron un florecer cultural, dieron lugar a nuevas formas de expresión y
de organización social y a nuevas iniciativas de enfrentamiento al régimen.
El Graffiti
Mad Weekend representa un proyecto innovador de presión social y de
organización de artistas, que se adentran en el campo político para mostrar su
descontento con la situación actual y sus reivindicaciones de libertad y de
mayor avance en el proceso democrático. Esta campaña se llevó a cabo el 20 y 21
de mayo de 2011 en El Cairo (aunque también tuvo seguimiento en otras ciudades
como Alejandría) y en ella participaron distintos artistas urbanos que han ido
dándose a conocer gracias a su activismo artístico-político desde la caída del
régimen de Mubarak. La campaña se creó a propuesta de Ganzeer, uno de los
artistas que más ha visto aumentar su popularidad durante estos años, y en ella
participaron otros artistas como El Tenee, Adham Bakry, Omarxist o Sad Panda.
Las razones
para su celebración fueron diversas: la creciente presión policial sobre este
tipo de formas de expresión, como son los grafitis, la organización de
tribunales militares para juzgar a los civiles que participan en la revolución;
pero el elemento determinante fue la supresión el mes anterior del mural de
Islam Rafaat, un joven de 18 años, mártir de la revolución, que había sido
dibujado en la céntrica plaza de Bab al‑Loq por Ganzeer a finales de marzo.
La desaparición de este mural, que fue
eliminado durante una campaña de limpieza gubernamental en la zona a mediados
de abril, estremeció a la población, que consideraba censurada la memoria de
los jóvenes que habían dado su vida por la revolución; además de conmocionar al
propio Ganzeer, que considera que el retrato de mártires es vital como elemento
tanto de reconocimiento social como de concienciación política.
La campaña se celebró en el barrio de
Zamalek y en la zona de El Cairo viejo, ambos en el centro de la ciudad, y
entre los grafiti producidos más destacados se encuentran un nuevo mural de
Islam Rafaat, que Ganzeer realizó en el mismo lugar en que se encontraba el
anterior; un retrato de Amr al-Beheri, un joven detenido el 26 de febrero
durante una manifestación, que, posteriormente, fue juzgado por un Tribunal
militar y condenado a 5 años de prisión, realizado por Omar Mostafa; y el grafiti
titulado “Tank vs biker”, que muestra a un chico en bicicleta portando una
bandeja de pan tradicional egipcio que se enfrenta a un tanque militar
realizado a escala real, ideado por Ganzeer y en el que participaron otros
artistas como Sad Panda, que dibuja un oso panda con mirada triste, elemento
que ha sido interpretado como un reflejo de la población ante la situación de
violencia en la que se encuentra Egipto y que se ha extendido por toda la ciudad.
Grafiti de Amr al-Beheri, que dice: “Libertad para Amr al-Beheri.
Estoy en una
cárcel militar porque participé en la revolución”.
“Tank vs biker”.
Estos grafitis están cargados de
significado, tratando de concienciar a la población sobre la situación en la
que se encuentran y de evitar que los acontecimientos ocurridos o las víctimas
de la revolución caigan en el olvido o sean manipulados por la junta militar
en el poder. Como indica la página de twitter del graffiti mad weekend:
“the dead have faces, names, histories. Erasing their memories is another act of violence & control.”
Este tipo de proyectos muestran el alcance
que han tenido los medios sociales en las nuevas generaciones y su influencia
en la organización de las protestas contra el régimen establecido, que
culminaron el 11 de febrero en la dimisión de Hosni Mubarak. El evento se ha
organizado, especialmente, a través de twitter, que
ha servido como lanzadera para propulsar la idea y para que se organizasen los
distintos artistas, además de emplearse para captar voluntarios que les
ayudasen a gestionar las obras, aportando materiales y mano de obra. Su
publicación a través de internet ha dado al evento una gran difusión,
recibiendo, así, una gran cobertura mediática (“había más cámaras documentando
que artistas” bromea Ganzeer en su blog)
e incluso extrapolándose a otras ciudades y países (el segundo de estos eventos
se realizó simultáneamente en Berlín también).
La
importancia de los grafitis para estos artistas es innegable, ya que consideran
que es una forma de hacerse con el control de las calles, demostrando a la
asamblea militar que éstas pertenecen al pueblo, y una forma de libertad de
expresión, pudiendo, así, expresarse públicamente, algo que meses antes parecía
impensable.
Este acontecimiento
puede integrarse en todo un conjunto de campañas que se han ido realizado a lo
largo de estos casi dos años para concienciar a la población y oponerse al
poder, como la campaña “ضد المنافقين معا” (“juntos contra los
hipócritas”), realizada antes de la celebración del Graffiti Mad Weekend con el
objetivo de desacreditar a los medios de comunicación oficiales, el evento “مفيش جدار” (“no hay muros”), que tenía por fin decorar
los muros construidos por la junta militar para bloquear la entrada a la plaza
Tahrir, o la campaña Women on Walls,
organizada por la manager cultural Angie Balata y la fotógrafa y autora Mia
Gröndhal, para alertar sobre la situación de la mujer y sobre su papel en las
revueltas. De especial importancia ha sido el Mad Graffiti Week,
organizado a raíz de este primer evento entre el 13 y el 25 de enero de 2012
por Ganzeer, que escribió un emotivo llamamiento
a los artistas para levantarse contra la ocupación militar y la brutalidad de
su régimen. Este último
acontecimiento tuvo, además, mucha repercusión internacional, dando lugar al
Mad Graffiti Week Berlin, al Mad Graffiti Week Iran o al Freedom Graffiti WeekSiria.
Extracto del documental “أصوات
الجدران ” (“Las voces de las paredes”), que habla del papel de los
grafitis en las revoluciones árabes. Este extracto en particular se centra en
el papel que han desempeñado los grafitis en Egipto. (En lengua árabe)
Estos dos últimos años han estado plagados de campañas que, a
través de los grafitis, han tratado de desestabilizar a los distintos regímenes
que se han ido sucediendo, mostrando la disconformidad de la población y su ambición
por conseguir un sistema político mejor. Estas campañas se han extendido dando
lugar a nuevas iniciativas, nuevas temáticas, realizádose en nuevas
ciudades y, sobre todo, han llegado cada vez a más y más gente. Las
revoluciones no se ganan a través del arte, pero, desde luego, éste sí que
puede jugar un papel importante concienciando a la población sobre qué es lo que quiere
conseguir.
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