martes, 7 de enero de 2014

Pero… ¿allí también hay rap?

Pues sí, aunque es un fenómeno tardío y reciente, pues el género no llega a Oriente Medio hasta los noventa, el rap ya llevaba una larga andadura desde los años setenta. Aunque sea un recién llegado, ya ha experimentado un desarrollo espectacular, con la aparición de numerosos artistas y grupos. En la lista que aquí presentamos, algunos, por los hechos recientes, han conocido un mayor éxito y han saltado a la fama y otros, por ser muy nuevos aún siguen en la escena underground; algunos describen con crudeza y sin adornos la realidad social de sus países y otros son más comerciales, aunque las canciones aquí mencionadas traten siempre temas de actualidad.
Es interesante empezar por Palestina. Aquí, como apunta Leila Farsakh, los artistas (de todos los campos), se ven, las más de las veces, limitados por la “obligación” casi moral y esquizofrénica que les impone la sociedad de preservar lo “palestino” y a limitarse a tratar la ocupación, lo que les impide en ocasiones evolucionar y explorar otras formas y modelos. En el caso de los raperos no es una excepción, pese a ser el rap un género nada tradicional ni idiosincrásico. Entre ellos el grupo DAM, de la ciudad de Lot, primer grupo de rap palestino formado en 1999. Sus letras no quedan limitadas a Israel; también hablan de: drogas, inmigración y, en uno de sus más recientes trabajos, de una de las más terribles lacras, los crímenes de honor


(Este vídeo también está presente en el enlace).
También tenemos artistas en solitario como Safaa Arapiyyat, de Acre, una de las voces de una nueva generación que utiliza el rap como modo de expresión. Por desgracia, le ha pasado como a muchas raperas que sacan un éxito y caen pronto en el olvido, como el grupo marroquí Tigress Flow, quizás por haber caído en el error de apuntarse a la moda, tan tópica pero que tanto gusta a los europeos, de dejarse ver como un chica que "desafía el machismo imperante". Su único tema conocido (en Occidente) lo presentamos aquí, extraído del documental de Fermín Muguruza Checkpoint Rock.


Con el estallido de las revueltas árabes el rap  ha conocido un impulso espectacular, lo que ha permitido el éxito a otros artistas y les ha dado el impulso definitivo.
Y aquí tenemos que hacer una necesaria incursión en el Norte de África. En Túnez tenemos al “padre del rap tunecino”, Balti, que a pesar de estar en el panorama musical desde antes de las revueltas, se hizo conocido por sus letras, donde atacaba duramente al régimen de Ben Ali (aunque ha sido alguna vez acusado de colaboración con éste)  y las condiciones políticas y sociales en la que vive su país, a la vez que habla de otros temas más convencionales. En el vídeo que aquí presentamos, su último single, Balti narra con letras desgarradoras en un vídeo de fotografía melancólica, las dificultades económicas y sociales que su país aún atraviesa, tres años después de la Revolución de los Jazmines

“Hoy no quiero despertar, quiero llorar (…) odio esta nacionalidad, odio esta policía (…)”.


Egipto ha conocido una producción abundante y sin precedentes, con el surgimiento de numerosos grupos y, especialmente, de gente independiente que cuelga material casero en YouTube. Aquí destacamos a un artista especial y también más comercial: Ahmad Mekki. Nacido en Orán de padre argelino y madre egipcia, en su infancia se mudó con su familia a Egipto, donde se convirtió en un director, actor, cantante y productor de gran importancia en el mundo del espectáculo egipcio. Tras los sangrientos acontecimientos que siguieron al 25 de enero en la Plaza Tahrir, y los que hubo después, compuso y distribuyó gratuitamente un tema en apoyo de los acampados, considerándolo su propio deber como personaje público.

“En enero, el día 25, estamos decididos a que sea la fecha de la revolución de Egipto por los siglos de los siglos (…)”.


En Líbano, un país que sufre el peligro del sectarismo como consecuencia de la guerra en Siria, sobresale un interesante y joven proyecto que ha puesto en marcha una ONG llamada Crossarts. Fundada en 2010 en Trípoli, una ciudad especialmente castigada, pretende unir a jóvenes de diferentes religiones a través de la música y otras actividades artísticas a pesar de las amenazas que reciben por parte de los extremistas. Así, en 2013 formó un grupo de rap llamado Tripoli Hip Hop Revolution, compuesto por jóvenes de la organización que denuncian la situación de violencia y sectarismo absurdo por la que pasa Trípoli, con los barrios de Bab al Tabbaneh, sunní, y Jabal al Mohsen, alauí, combatiendo entre sí.


El último cantante viene de un país no muy dado a la producción artística de ningún tipo: Arabia Saudí. Su nombre artístico es “Qusai”, y es el primer cantante (de rap) del reino saudí. Nació en Jeddah y pasó sus estudios universitarios en los EE.UU donde publicó sus primeros trabajos (tres álbumes y dos EP) como “Don Legend”, antes de cambiarse al nombre actual. Después volvió a Arabia Saudí y pasó a ser uno de los artistas y las personalidades más reconocidas en Oriente Medio, basten ver sus numerosas apariciones en Arabs Got Talent, y otros trabajos como presentador de MTV Arabia, con sus éxitos en los primeros puestos de las listas de la citada cadena. Qusai, cantante, productor y showman, se caracteriza por sus letras donde mezcla con una soltura envidiable el árabe y el inglés, mientras trata temas de lo más variado, aquí, un toca que tema de cerca: la dificultad de encontrar un empleo, más en ambientes altamente corruptos (sin criticar, por supuesto, abiertamente al régimen saudí).




Aquí no cabe ninguna conclusión: la historia no acaba aquí, el rap ha llegado con fuerza, para quedarse y aún le queda mucho camino por recorrer. Será interesante, por supuesto, ver cómo le influyen los cambios y sucesos sociales y políticos, casi nunca pacíficos, desgraciadamente, por lo que pasará esta zona del mundo, y cómo los retrata.

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