Pues
sí, aunque es un fenómeno tardío y reciente, pues el género no llega a Oriente
Medio hasta los noventa, el rap ya llevaba una larga andadura desde los años setenta.
Aunque sea un recién llegado, ya ha experimentado un desarrollo espectacular,
con la aparición de numerosos artistas y grupos. En la lista que aquí
presentamos, algunos, por los hechos recientes, han conocido un mayor éxito y
han saltado a la fama y otros, por ser muy nuevos aún siguen en la escena underground;
algunos describen con crudeza y sin adornos la realidad social de sus países y
otros son más comerciales, aunque las canciones aquí mencionadas traten siempre
temas de actualidad.
Es
interesante empezar por Palestina. Aquí, como apunta Leila Farsakh, los artistas (de todos los campos), se
ven, las más de las veces, limitados por la “obligación” casi moral y
esquizofrénica que les impone la sociedad de preservar lo “palestino” y a limitarse
a tratar la ocupación, lo que les impide en ocasiones evolucionar y explorar
otras formas y modelos. En
el caso de los raperos no es una excepción, pese a ser el rap un género nada
tradicional ni idiosincrásico. Entre ellos el grupo DAM, de la ciudad de
Lot, primer grupo de rap palestino formado en 1999. Sus letras no quedan
limitadas a Israel; también hablan de: drogas, inmigración y, en uno de sus más
recientes trabajos, de una de las más terribles lacras, los crímenes
de honor.
(Este vídeo también está presente en el enlace).
También
tenemos artistas en solitario como Safaa Arapiyyat, de Acre, una de las voces
de una nueva generación que utiliza el rap como modo de expresión. Por
desgracia, le ha pasado como a muchas raperas que sacan un éxito y caen pronto en
el olvido, como el grupo marroquí Tigress Flow, quizás por haber caído en el error de apuntarse a la moda, tan tópica pero que tanto gusta a los europeos, de dejarse ver como un chica que "desafía el machismo imperante". Su único tema
conocido (en Occidente) lo presentamos aquí, extraído del documental de Fermín
Muguruza Checkpoint Rock.
Con
el estallido de las revueltas árabes el rap ha conocido un impulso espectacular, lo que ha
permitido el éxito a otros artistas y les ha dado el impulso definitivo.
Y aquí
tenemos que hacer una necesaria incursión en el Norte de África. En Túnez tenemos
al “padre del rap tunecino”, Balti, que a pesar de estar en el panorama musical
desde antes de las revueltas, se hizo conocido por sus letras, donde atacaba duramente
al régimen de Ben Ali
(aunque ha sido alguna vez acusado de colaboración con éste) y las condiciones políticas y sociales en la
que vive su país, a la vez que habla de otros temas más convencionales. En el
vídeo que aquí presentamos, su último single, Balti narra con letras
desgarradoras en un vídeo de fotografía melancólica, las dificultades
económicas y sociales que su país aún atraviesa, tres años después de la Revolución
de los Jazmines.
“Hoy no quiero despertar, quiero llorar (…) odio esta
nacionalidad, odio esta policía (…)”.
Egipto
ha conocido una producción abundante y sin precedentes, con el surgimiento de
numerosos grupos y, especialmente, de gente independiente que cuelga material
casero en YouTube.
Aquí destacamos a un artista especial y también más comercial: Ahmad Mekki.
Nacido en Orán de padre argelino y madre egipcia, en su infancia se mudó con su
familia a Egipto, donde se convirtió en un director, actor, cantante y
productor de gran importancia en el mundo del espectáculo egipcio. Tras los sangrientos acontecimientos
que siguieron al 25 de enero en la Plaza Tahrir, y los que hubo después, compuso
y distribuyó gratuitamente un tema en apoyo de los acampados, considerándolo su
propio deber como personaje público.
“En
enero, el día 25, estamos decididos a que sea la fecha de la revolución de Egipto por los siglos de los
siglos (…)”.
En
Líbano, un país que sufre el peligro del sectarismo como consecuencia de la
guerra en Siria, sobresale un interesante y joven proyecto que ha puesto en
marcha una ONG llamada Crossarts.
Fundada en 2010 en Trípoli, una ciudad especialmente castigada, pretende unir a
jóvenes de diferentes religiones a través de la música y otras actividades
artísticas a pesar de las amenazas que reciben por parte de los extremistas.
Así, en 2013 formó un grupo de rap llamado Tripoli Hip Hop
Revolution, compuesto por jóvenes de la organización que denuncian la
situación de violencia y sectarismo absurdo por la que pasa Trípoli, con los
barrios de Bab al Tabbaneh, sunní, y Jabal al Mohsen, alauí, combatiendo entre
sí.
El
último cantante viene de un país no muy dado a la producción
artística de ningún tipo: Arabia Saudí. Su nombre artístico es “Qusai”, y
es el primer cantante (de rap) del reino saudí. Nació en Jeddah y pasó sus
estudios universitarios en los EE.UU donde publicó sus primeros trabajos (tres
álbumes y dos EP) como “Don Legend”, antes de cambiarse al nombre actual.
Después volvió a Arabia Saudí y pasó a ser uno de los artistas y las
personalidades más reconocidas en Oriente Medio, basten ver sus numerosas
apariciones en Arabs
Got Talent, y otros trabajos como presentador de MTV Arabia, con sus éxitos
en los primeros puestos de las listas de la citada cadena. Qusai, cantante,
productor y showman, se caracteriza por sus letras donde mezcla con una
soltura envidiable el árabe y el inglés, mientras trata temas de lo más
variado, aquí, un toca que tema de cerca: la dificultad de encontrar un empleo,
más en ambientes altamente corruptos (sin criticar, por supuesto, abiertamente
al régimen saudí).
Aquí
no cabe ninguna conclusión: la historia no acaba aquí, el rap ha llegado con
fuerza, para quedarse y aún le queda mucho camino por recorrer. Será interesante,
por supuesto, ver cómo le influyen los cambios y sucesos sociales y políticos,
casi nunca pacíficos, desgraciadamente, por lo que pasará esta zona del mundo,
y cómo los retrata.
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