Se cumplen más de dos años desde el derrocamiento y la
muerte de Muamar el Gadafi, el extravagante líder libio que tanto juego dio a
la prensa occidental.
Subiendo al poder el 1 de Septiembre de 1969 derrocando al
rey Idris, promovió en una primera época una suerte de panarabismo árabe
heredero del egipcio Nasser. No obstante sus ideas no tuvieron éxito, y a
partir de los años 80 volvió sus esperanzas y ambiciones hacia el continente
africano, siendo a su vez condenado por EEUU y sus aliados por apoyar y
financiar, supuestamente, a diversas asociaciones terroristas por todo el
mundo.
Más conocido por su Libro Verde, en el que describe la forma
de gobierno que pretende plasmar en la proclamada Gran Yamahiriya Árabe Libia
Popular Socialista en 1977.
Pero lo que aquí nos ocupa no es la trayectoria política del
militar libio, sino qué fue de su guardia personal, popularmente conocida como
“Guardia amazónica”.
Sobre este grupo de
guardaespaldas se ha especulado mucho en los medios de comunicación. Aunque
existen numerosas incógnitas sin revelar, se dice que el grupo estaba compuesto
por unas 200 mujeres que recibían entrenamiento militar y en artes marciales a
conciencia. Formadas en la Academia Militar de Mujeres, fundada en 1979, podría
ser un claro ejemplo de la imagen política de “emancipador de las mujeres” que
quería dar el líder libio, y sin duda es de señalar la relevancia de este
cuerpo de guardia personal femenino en un país islámico.
Se decía de ellas que debían
ser vírgenes y estar dispuestas a morir por su líder, o que sólo podían
practicar sexo con el líder y sus allegados, pero nada de esto ha sido
totalmente corroborado.
Lo que queda claro es su importancia, puesto que acompañaban
a Gadafi en sus actos y visitas al extranjero, causando gran expectación y en
ocasiones algún que otro incidente, como el que protagonizó en Nigeria en 2006.
La fidelidad de este grupo
quedó probada cuando en 1998, Aisha, una de sus guardaespaldas, sacrificó su
vida para salvar al coronel durante un ataque a su automóvil por un grupo de
hombres armados. La guardaespaldas se abalanzó sobre su jefe, y otros siete
miembros de su guardia resultaron heridas.
En 2004 y tras dos años de
correspondencia, la cineasta estadounidense de origen libanés Rania Ajami logró
rodar un documental sobre la vida de estas mujeres:
Las guardaespaldas de
Gadafi: sombras de un líder
En él se
recogen varios testimonios, así como los entrenamientos y la vida cotidiana de
estas mujeres encargadas de velar por la seguridad personal del coronel libio,
aunque debido al largo tiempo que le ha costado a su autora rodarlo y la falta
de testimonios críticos en el documental, bien parece que sus protagonistas
hayan sido cuidadosamente escogidas para presentar una visión unilateral del
cuerpo y la vida de quienes lo componen.
En paralelo a estos
testimonios, y principalmente tras la caída del coronel libio, han salido a la
luz toda una serie de testimonios que parecen revelar que la vida de estas
mujeres, así como las de otras muchas cercanas al coronel y su familia, no son
tan idílicas como se presentaba en el documental.
Desde entrevistas con
antiguos miembros de su guardia personal hasta libros publicados recientemente
en los que se recogen toda una serie de testimonios de varias mujeres que eran
obligadas a formar parte del harén de Gadafi y sus círculos familiares.
Este es el caso de Lesproies. Dans le harem de Kadhafi (ed.Grasset) de la autora Annick Cojean.
En él se pueden leer diversas
declaraciones como la que sigue:
“El dictador obligaba a sus
hombres –escribe en su libro- a ingerir grandes cantidades de Viagra y les
ordenaba violar a las mujeres, las hijas y las madres de los rebeldes, sin
importar la edad. Algunas de estas violaciones eran filmadas, y se difundía el
vídeo a otros soldados para instigarlos a hacer lo mismo”.
Tras la caída del régimen
libio en Octubre de 2011, su cuerpo de guardaespaldas también se desmontó.
Algunos de sus miembros permanecieron fieles al coronel, corriendo su misma suerte,
y siendo objeto de vejaciones y crueles venganzas por parte de los rebeldes.
Otras desertaron y se unieron
a los revolucionarios libios, como es el caso de Naima Rifi, oficial del
ejército desde 1986 y con una firme opinión respecto a la labor que ha
desempeñado en las fuerzas armadas y que considera continúa haciendo:
“Gadafi destruyó nuestro Ejército y lo convirtió en milicias
porque temía que algún día pasaría lo que está ocurriendo ahora: que nos
volviéramos contra él”.
Sea como fuere, la Guardia
amazónica se desmanteló tras la caída del régimen de Gadafi, quedando como un
ejemplo de una de las varias excentricidades del líder libio para la prensa
occidental, como ejemplo de integración de la mujer en un ámbito
mayoritariamente masculino en los países de cultura islámica para otros y, por
último, como un cuerpo que proveía de esclavas sexuales a los círculos más
cercanos al poder para aquellas que así lo vivieron en sus carnes.
Posibilidades que no pueden ser defendidas ninguna de ellas totalmente por la
cantidad de informaciones contradictorias que existen al respecto, pero que en
mi opinión bien podría ser una mezcla de todas:
en un primer intento de
construir una imagen revolucionaria y moderna de la mujer libia, el coronel se
hizo rodear de un potente símbolo, el de un gran cuerpo de mujeres enormemente
preparadas a las que confiaba su vida. Que con el tiempo, como todo lo
corrompe, se fue degenerando hasta convertirse en una cárcel para aquellas
mujeres que formaron parte de ese símbolo, ahora constituido para mero disfrute
y alimento de los más bajos deseos del círculo que detentaba el poder.
Finalmente, y con la caída de este poder, muchas de esas mujeres pagaron un
alto precio por haber pertenecido, de forma voluntaria e involuntaria, a ese cuerpo
de defensa que tanto ha alimentado la imaginación de la prensa occidental y que
sigue hoy alimentando esta entrada.
Enlaces de interés:
-Sitio web de descarga del Libro Verde
-Blog “Resistencia Libia" afín a la figura de Gadafi.
-"Falsas banderas" blog alternativo y contrario a la opinión generalizada
sobre lo que ocurrió en Libia en Octubre de 2011
Jorge Villanueva
El tema da de qué hablar, sin duda, pero no deja de hacerme gracia lo de la emancipación de la mujer.
ResponderEliminarEl asunto me ha recordado al tan polémico Berlusconi, quien, si mal no recuerdo, se encuentra cumpliendo condena por evasión fiscal (aunque bien podría estar cumpliéndola también por algún que otro delito sexual...).
Con esto vengo a decir que la emancipación de la mujer no es una cuestión de imagen, tal y como Gadafi quiso simular. Es el mismo parapeto que montó nuestro querido Caudi (nótese la ironía) con la Guardia Mora. A mí, personalmente, las pretensiones de ambos jefazos me resultan ofensivas para con las mujeres, por un lado, y para con "los moros", por otro. Marketing everywhere.
Quién sabe qué pudieron haber vivido esas mujeres bajo el "amparo" del líder libio... Me horrorizo sólo con pensarlo porque, en definitiva, con independencia de que Gadafi supiera venderlas al público de una u otra manera en virtud de conveniencias, dudo mucho que esas mujeres tuvieran voz o la oportunidad de ser escuchadas.
No deja de ser un tema curioso!! :)